lunes, 21 de enero de 2013

La Casa Eraso

Apenas distinguible entre e­l frondoso pinar que lo rodea, surgen en pleno descenso del puerto de la Fuenfría hacia Segovia las ruinas de la que fue la Casa Eraso, también llamada Pabellón de Casarás. Acercándonos como quien descubre un esqueleto de dinosaurio en plena excavación arqueológica, hallamos los restos de un edificio que en su día albergó a reyes, cancilleres, duques y marqueses, y que hoy en día nos brinda una privilegiada situación desde la que divisamos todo el valle de Valsaín.

La Casa Eraso

A los pies del Montón de Trigo y a menos de un kilometro de la conocida como Fuente de la Reina, fue el lugar elegido por Felipe II para disfrutar de sus correrías cinegéticas. Las vistas desde aquí son impresionantes: Peña Citores, Dos Hermanas y Peñalara, Alto de las Guarramillas, Valdemartin,Las Cabezas y la umbría de Siete Picos.
A la sombra del Montón de Trigo, inmejorable puesto de vigilancia y de descanso para las cada vez más prolongadas excursiones cinegéticas reales cuya base la situamos en los modestos pabellones de caza creados por Enrique III a la vera del rio Valsaín y a la postre semilla de La Granja de San Ildefonso
La Casa Eraso fue obra de Hernán García sobre el proyecto de Gaspar de Vega. Estaba realizada en piedra, madera y ladrillo, como podemos observar en el único boceto que se conserva de la misma y que ilustra el panel informativo de las inmediaciones, que además marca el camino hacia Santiago de Compostela en su variante desde Madrid. El pabellón fue concluido en 1571 y quedó bajo la superintendencia de el secretario real Francisco de Eraso (hombre de confianza de Carlos V , posteriormente de su hijo Felipe II, y que ostentó los relevantes cargos de Secretario de Indias y de la Inquisición). De ahí que adquiriese definitivamente el nombre de Casa Eraso.
La ubicación de este palacete, a escasos metros de la calzada romana (vía XXIV) que unía Segovia y Miaccum, cerca del paso del Puerto de la Fuenfria (o Puerto del Guadarrama) ha sido la tradicional puerta entre las mesetas desde épocas augustas hasta los albores del s.XIX. Se dice en las crónicas de la época que en este lugar estaba ubicada una gran cruz (actualmente desaparecida) que indicaría la frontera entre las dos Castillas.
La familia real solía utilizar este palacio como lugar de descanso en su travesía hacía La Granja desde la Corte de Madrid y con posterioridad se usó como pozo de nieve para surtir el palacio de la Granja. Resulta fácil imaginarse las duras condiciones con que se encontraban las comitivas: fuertes ventiscas, copiosas nevadas y vientos huracanados, así como un maltrecho camino de origen romano.
Sólo la construcción durante el reinado de Carlos III, a finales del s.XVIII, de la carretera que asciende desde Villalba hasta Navacerrada postergó este camino y en consecuencia su señorial edificio hasta su completo abandono. Poco a poco los restos fueron desapareciendo deteriorados por las inclemencias meteorológicas, que azotan de lo lindo, y por los expolios realizados por los transeúntes que seguían usando este paso para evitar el pago de portazgo en el recientemente inaugurado paso del puerto de Navacerrada.
Pocos restos aguantan el paso de los años, y apenas nos hacen intuir el gran pasado que atesoran sus cimientos. La Casa Eraso, testigo de las correrías de los Trastámara, de los Habsburgo y de los Borbones , ahora contempla el paso de senderistas, caminantes y ciclistas que aún dirigen sus inquietas miradas a este lugar, todavía idílico, sin sospechar de su regio pasado. Respirar el aire puro a la sombra de este testigo excepcional nos equipara a sus ilustres moradores.
Deleitados por el placer que antaño sintieran reyes y princesas, nos despedimos de la casa Eraso o Palacio Real de la Fuenfria con la seguridad de que por mil años que pasen, este lugar seguirá siendo magníficamente real.
P1000661
P1000663

No hay comentarios:

Publicar un comentario