martes, 26 de marzo de 2013

El yacimiento arqueológico del Valle del Neandertal (Pinilla del Valle)

El rio Lozoya baja caudaloso de los glaciares de la cercana cordillera. Tortugas pleistocénicas toman el sol en una roca a las orillas. Ranas y sapos saltan en las numerosas charcas que salpican la cuenca. Una niña ataviada con pesadas pieles de ciervo rastrea una musaraña tras unas rocas, que sirven de esplendidos solariums a los lagartos que pueblan los roquedales. Mientras, el clan al que pertenece se prepara para otra dura jornada caza. Las mujeres mantienen el fuego, acarreando ramas y pesados troncos caídos en el bosque cercano.
Esta escena tuvo lugar en el Valle alto del Lozoya hace más de 60.000 años, cuando la morfología y la hidrografía del lugar eran bastante diferentes a las actuales, y donde el ser humano competía ferozmente contra las adversidades climáticas y el agreste medio natural donde vivía.

Cueva del Camino - Pinilla del Valle

Gracias al yacimiento de Pinilla del Valle, los arqueólogos nos han dado las herramientas con que recrear este pasado tan lejano. A un kilometro escaso del centro urbano de Pinilla, están aflorando restos óseos de varias especies animales, muchas extintas en la actualidad, e incluso de restos de homínidos neandertales, antecesores del hombre actual y que poblaron Europa y varias partes de Asia durante miles de años.
Gracias a estos importantes hallazgos, se están aportando cientos de pistas para conocer cómo y donde vivían nuestros antecesores. Por ejemplo, se ha descubierto que estos neandertales utilizaban lascas de piedras para descuartizar y despellejar colosales rinocerontes, fornidos toros salvajes y greñudos caballos arcaicos. No sólo se alimentaban de grandes mamíferos, también de topos, conejos, ardillas, lirones y diferentes tipos de peces.
Hecho destacable es el uso del fuego para la elaborar útiles de caza, y esto se puede observar en los restos óseos encontrados, que presentan quemaduras y golpes, lo que nos habla de la capacidad de estos homínidos de dominar el arte ígneo.

Las excavaciones continúan y sacarán a la luz más información que nos permitirá poner las bases de la evolución del hombre en la Comunidad de Madrid. Posiblemente nos hallemos ante uno de los más importantes de la Península. Aquí se encontraron en 2011 varios dientes de una niña de corta edad (a la que los arqueólogos han bautizado como Lozoya), datados hace 40.000 años y que quizás signifique el primer indicio de enterramiento en España.
Debemos recordar que este importante yacimiento (descubierto en el año 1979) no puede ser visitado, ya que la fragilidad del entorno y el temor a los expolios por parte de coleccionistas desaprensivos puede echar al traste décadas de trabajo arqueológico. Este año, si las condiciones económicas lo permiten, dará comienzo la XI campaña de excavación, al frente de la cual están los reconocidos paleoantropologos Enrique Baquedano (arqueólogo y director del museo antropológico regional), Alfredo Peréz González (geólogo y vicedirector del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana), José María Bermúdez de Castro (Doctor en ciencias biológicas, director del CENIEH y co-director de Atapuerca) y Juan Luis Arsuaga (director del Centro de Investigación UCM-ISCIII sobre Evolución y Comportamiento Humanos y codirector de Atapuerca).
El Calvero de la Higuera, la Cueva de la Buena Pinta, la Cueva del Camino y el Abrigo de Navalmaíllo podrán ser visitables si prospera un plan director que pretender dar a conocer este trascendental yacimiento y hacer partícipes a los ciudadanos de los notables descubrimientos hallados.
De todos modos, para saciar nuestra curiosidad y nuestro interés por la arqueológica, el ayuntamiento de Pinilla lleva a cabo a mediados de septiembre (generalmente coincidiendo con la Feria de los Oficios) el Día de Puertas Abiertas del Yacimiento, momento adecuado para ilustrarse y recrearse, de la mano de especialistas, con las atávicas y evocadoras imágenes de este singular yacimiento.

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